Bibliografía
-
Han, B. (2014). La sociedad de la transparencia. España: Herder
-
Han, B. (2014). Psicopolítica. España: Herder
-
Bunz, M. (2017). La Revolución Silenciosa. Argentina: Cruce
-
Mayer-Schönberger, V. y Cukier, K. (2013). Big data, la revolución de los datos masivos. Recuperado dehttps://www.epubgratis.org
-
https://www.upf.edu/hipertextnet/numero-2/recomendacion.html
-
https://elcultural.com/El-filtro-burbuja-Como-la-red-decide-lo-que-leemos-y-lo-que-pensamos
Para Han (2014) la sociedad actual exhibe una especial estructura panóptica, donde los seres humanos se comunican entre sí constantemente, a diferencia de lo que ocurre en el panóptico de Bentham, donde los habitantes se aíslan entre sí. Para este autor una sociedad transparente se identifica con la hipercomunicación, donde Han (2014) afirma que “sus moradores mismos colaboran de manera activa en su construcción y en su conservación, en cuanto se exhiben ellos mismos y se desnudan”. Es decir, ellos mismo toman la decisión de mostrarse completamente, alimentando las redes mediante el exhibicionismo y voyeurismo, y es justamente esta situación, que Han llamó panóptico digital, donde se forma una sociedad de control, es decir, las personas se desnudan por una necesidad de ellos mismos, teniendo miedo a vivir en un círculo íntimo y privado, donde nadie sepa nada de ellos, es el miedo a ser “nadie” por lo que ceden sin vergüenza a la exhibición constante. De esta forma, Han hace responsable en su mayoría los habitantes de la sociedad transparente en cuanto a la exhibición y como esta se utiliza luego para el control, es decir el actor y la victima son el mismo sujeto.
En consecuencia define la sociedad de la transparencia como “una sociedad de la desconfianza y de la sospecha, que, a causa de la desaparición de la confianza, se apoya en el control. La potente exigencia de transparencia indica precisamente que el fundamento moral de la sociedad se ha hecho frágil, que los valores morales, como la honradez y la lealtad, pierden cada vez más su significación. En lugar de la resquebrajadiza instancia moral se introduce la transparencia como nuevo imperativo social.” (Han, 2014). Así también el autor, la describe como una sociedad que carece de un sentido comunitario, sólo nacen pluralidades casuales de sujetos aislados, de egocentrismos que siguen un interés en común, y que en otros casos se juntan en torno a una marca (Han, 2014).
Por otro lado, Han en su libro de Psicopolítica plantea que parte de su planteamiento en la sociedad transparente, donde define que “El morador del panóptico digital es víctima y actor a la vez” (Han, 2014), está vinculado al sistema neoliberal, el cual es eficiente e inteligente al momento de explotar la libertad, en este sistema se explota todo aquello que pertenece a prácticas y formas de libertad, como las emociones, opiniones, la comunicación, entre otros. Agrega además “No es eficiente explotar a alguien contra su voluntad. En la explotación ajena, el producto final es nimio. Solo la explotación de la libertad genera el mayor rendimiento.” (Han, 2014). En ese sentido, Marx también define la libertad como una relación que se logra en comunicación con otros.
“Solamente dentro de la comunidad con otros todo individuo tiene los medios necesarios para desarrollar sus dotes en todos los sentidos; solamente dentro de la comunidad es posible, por tanto, la libertad personal.”
De esta forma, para Han ser libre no significa más que realizarse colectivamente. Siguiendo con el concepto de libertad, el autor expone que en los principios de las redes digitales, estas fueron reconocidas como medios de libertad y de movimiento ilimitado en la web, sin embargo hoy en día, ese reconocimiento pasó a ser un arma de doble filo, donde la comunicación ilimitada se convierte en una forma de control y vigilancia constante, donde los habitantes del panóptico digital, se comunican intensamente y se desnudan voluntariamente en las redes, son los principales fundadores del panóptico digital, y en consecuencia las principales víctimas de éste, donde la sociedad del control digital hace un uso desmesurado y sin ética de la libertad.
El secreto, la extrañeza o la otredad representan obstáculos para una comunicación ilimitada. De ahí que sean desarticulados en nombre de la transparencia. La comunicación se acelera cuando se allana, esto es, cuando se eliminan todas las barreras, muros y abismos. También a las personas se las desinterioriza, porque la interioridad obstaculiza y ralentiza la comunicación. Esta desinteriorización no sucede de forma violenta. Tiene lugar de forma voluntaria. Se desinterioriza la negatividad de la otredad o de la extrañeza en pos de la diferencia o de la diversidad comunicable o consumible. El dispositivo de la transparencia obliga a una exterioridad total con el fin de acelerar la circulación de la información y la comunicación. La apertura sirve en última instancia para la comunicación ilimitada, ya que el cierre, el hermetismo y la interioridad bloquean la comunicación. (Han, 2014)
Han expone que la vigilancia ha llegado más allá, que esta puede existir sin vigilar, “Como por obra de moderadores invisibles, se allana la comunicación y se la reduce al acuerdo general. Esta vigilancia primaria, intrínseca es mucho más problemática que la secundaria, a cargo de servicios secretos.” (Han, 2014). La sociedad va tomando camino hacia una psicopolítica digital, transformándose desde una vigilancia pasiva hacia un control activo e intrínseco, lo cual lleva a los habitantes de esta sociedad a una crisis de la libertad con mayor alcance, ahora la voluntad libre de los actores se ve afectada significativamente, dejando de ser su propio explotador.
Es así como Han llega a exponer a Big Data, como instrumento principal del escenario psicopolítico digital, el cual gracias a su eficiencia “permite adquirir un conocimiento integral de la dinámica inherente a la sociedad de la comunicación. Se trata de un conocimiento de dominación que permite intervenir en la psique y condicionarla a un nivel prerreflexivo” (Han, 2014). El Big data permite hacer pronósticos sobre el comportamiento humano, de este modo el futuro de los habitantes se convierte en predecible y controlable, y no por su voluntad de exhibición, sino más bien por una vigilancia que los expone y desnuda por sorpresa. Así también, este instrumento positiviza a las personas en cosa, que puede ser cuantificable, mensurable y controlable. . Sin embargo, ninguna cosa es libre. Sin duda alguna, la cosa es más transparente que la persona. El Big Data anuncia el fin de la persona y de la voluntad libre. (Han, 2014)
El poder inteligente de estos instrumentos no impone ningún silencio, se ajusta a la psique en vez de querer disciplinarla y someterla a prohibiciones. Por el contrario exige compartir, participar, comunicar las opiniones, necesidades, deseos y preferencias de los habitantes, es decir, contar sus vidas por completo con el fin de convertirlos en datos. Se identifica más bien como un poder amable, que no reprime, que escapa a toda visibilidad. (Han, 2014).
Para Han (2014), “La presente crisis de libertad consiste en que estamos ante una técnica de poder que no niega o somete la libertad, sino que la explota. Se elimina la decisión libre en favor de la libre elección entre distintas ofertas”. Esta técnica de poder inteligente lee y realiza una evaluación profunda de los pensamientos conscientes e inconscientes de las personas. Es un poder que apuesta por la organización y optimización propias de los habitantes realizadas de forma voluntaria, no debe enfrentarse ante ninguna resistencia, es una dominación que no requiere de un esfuerzo mayor ni menos de violentar a la persona, sólo sucede ante la simple existencia de este, intentado agradarlo para así generar una dependencia invisible ante los ojos de este. Sin duda alguna el Big data, genera una forma de control muy eficiente e inteligente, que sorprende más que violenta, que agrada en la mayoría de los casos. Un eslogan de una empresa de Big Data, Acxiom, es «Le ofrecemos una visión de 360 grados sobre sus clientes». No cabe duda que el panóptico digital posibilita una visión completa de los usuarios, desde todos sus ángulos, eliminando los ángulos muertos del panóptico benthamiano, dejando también de lado su óptica perspectivista, siendo más eficiente por optar por una aperspectivista, que pueda dirigir la mirada incluso hacia la psique de las personas, no tiene una limitación propia de la óptica analógica benthamiana. (Han, 2014)
Siguiendo la línea de la existencia de Big Data, como instrumento panóptico digital, Han describe el dataísmo como una ideología en sí misma, es decir que supera toda ideología, que conduce al totalitarismo digital. Así también lo define como un dadaísmo digital, como nihilismo per se, es decir, que renuncia al sentido, donde los datos y números que los constituyen no son narrativos, sino aditivos, contrario a lo que es el sentido, que ancla a una narración (Han, 2014). Un ejemplo de técnica dadaísta es Quantified Selfes que descompone la identidad de las personas en datos hasta vaciarlo de sentido.
El lema del Quantified Selfes: Self Knowledge through Numbers, autoconocimiento por medio de los números. Los datos y los números, por mucho que abarquen, no proporcionan el autoconocimiento. Los números no cuentan nada sobre el yo. La numeración no es una narración. El yo se debe a una narración. No contar sino narrar lleva al encuentro con uno mismo o al autoconocimiento. (Han, 2014)
El dataísmo vacía el SelfTracking de toda ética y verdad, y lo convierte en una mera técnica de autocontrol, los datos recopilados se publican y se intercambian. De esta forma, el Self-Tracking se equipara cada vez más a la autovigilancia. Y así como Han (2014) menciona en la Sociedad de la Transparencia, en su libro Piscopolítica vuelve a afirmar que “El sujeto de hoy es un empresario de sí mismo que se explota a sí mismo. El sujeto explotador de sí mismo se instala en un campo de trabajo en el que es al mismo tiempo víctima y verdugo. En cuanto sujeto que se ilumina y vigila a sí mismo, está aislado en un panóptico en el que es simultáneamente recluso y guardián. El sujeto en red, digitalizado, es un panóptico de sí mismo. Así pues, se delega a cada uno la vigilancia.”
Con la diferencia que Han en Psicopolítica plantea que parte de esta explotación personal del sujeto, tiene un porcentaje de culpa en herramientas de la panóptica digital neoliberal, como lo es el Big Data, instrumento que actúa de modo silencioso y sin generar resquemores en los usuarios, quitándoles su voluntad libre e identidad con el fin de obtener datos personales utilizados para capitalizar y comercializar por completo, es decir se comercia con los habitantes como si fueran packs de datos disponibles para cualquier tipo de explotación económica, política, etc. Sin embargo como menciona Han (2014), el Big Data discrimina a los usuarios, es decir, “Da lugar a una sociedad de clases digital. Los individuos que son clasificados en la categoría «basura» pertenecen a la clase más baja. A aquellos con una puntuación baja se les niega el crédito. Además del panóptico entra en escena el Bannoptikum, dispositivo que identifica a las personas alejadas u hostiles al sistema como no deseadas y las excluye. El Bannoptikum digital identifica a los hombres sin valor económico como basura.” (Han, 2014)
Por último, Han menciona que éste escenario actual del dataísmo, carece de silogismo.
El silogismo se da cuando el comienzo y el fin de un proceso forman un entramado con sentido, una unidad fundadora de sentido. Así, la narración, frente a la mera adición, es un silogismo. El conocimiento es un silogismo. También los rituales y las ceremonias son formas silogísticas. Representan un proceso narrativo. De ahí que tengan su propio tiempo, su propio ritmo y compás. En cuanto narraciones, escapan a la aceleración. En cambio, donde se descompone toda forma silogística, todo se deshace sin sostén. La aceleración total tiene lugar en un mundo en el que todo deviene aditivo y se pierde toda tensión narrativa, toda tensión vertical. (Han, 2014)
En ésta misma línea de Han, Mayer-Schönberger y Cukier exponen que hoy en día las personas son más sensibles a que los datos los gobiernen de formas que puedan resultar tanto dañinas como provechosas.
La amenaza consiste en que nos dejemos atrapar irracionalmente por el resultado de nuestros análisis, aun cuando tengamos motivos razonables para sospechar que algo está mal. O en que nos acabemos obsesionando por la recopilación de hechos y cifras por el mero amor a los datos. O en que les atribuyamos un grado de veracidad que no merecen.
Según se van datificando más aspectos de la vida, la solución que políticos y hombres de negocios se ponen a buscar antes que nada es la de conseguir más datos. “En Dios confiamos: que todos los demás traigan datos” es el mantra del directivo moderno que resuena en los cubículos de Silicon Valley, en las cadenas de montaje de las fábricas y por los pasillos de los organismos oficiales. La idea es válida, pero uno puede dejarse engañar por los datos.
Estos dos autores, agregan que los datos masivos permiten una mayor vigilancia de las vidas de las personas, así también plantean que a medida que estos transforman las vidas de las personas, ya se optimizando, mejorando o capturando beneficios, el papel de ciertas emociones, como la intuición, la fe, incertidumbre y creatividad, quedan desplazadas, es decir la existencia del ser humano va perdiendo su propósito en cuanto a su poder de decisión y de razonamiento frente a hechos que no son de su agrado.
Si todo el mundo apela a los datos y aprovecha las herramientas de datos masivos, quizá lo que se convierta en el punto central de diferenciación sea la imposibilidad de predecir: el elemento humano del instinto, la asunción de riesgos, el accidente y el error.
De ser así, entonces surgirá una necesidad especial de hacerle sitio a lo humano: de reservar un espacio para la intuición, el sentido común y la buena suerte, para asegurar que no los eliminen los datos y las respuestas elaboradas por máquinas. Lo más grande de los seres humanos es precisamente lo que no revelan los algoritmos y los chips de silicio, aquello que no pueden revelar porque no puede ser capturado en forma de datos. No “lo que es”, sino “lo que no es”: el espacio vacío, las grietas de la acera, lo que aún no se ha dicho ni se ha pensado. (Mayer-Schönberger y Cukier, 2013)